La Biblia enseña que Jesús era el Hijo de Dios que se hizo un ser humano para que pudiera cumplir la misión de Dios el Padre.
Mientras Cristo vivió en la tierra, él era enteramente Dios y enteramente hombre. Él era un maestro quien hablaba con autoridad divina y quien nunca pecaba. Él dijo en Juan 14:6 que él es el camino, la verdad y la vida. Y entonces en él se cumplió los roles de profeta, sacerdote y rey. Para decir que Cristo era solamente un profeta se limita lo que él era en su tiempo en la tierra.
Jesús si cumplió el rol de un profeta. Él habló con autoridad, como Dios, para mostrar como la humanidad podía tener una relación correcta con Dios que lo honra a él. Él compartió las buenas nuevas de su amor para todos para que la gente pudiera caminar en la luz de su amor y no en la oscuridad espiritual. Cristo le guía a la gente a cambiar de su desobediencia y a seguirlo a él como su Salvador y Señor. Jesús enseñaba como la gente debe vivir para honrarle a Dios. Y el enfoque de él era más en los asuntos del corazón y la motivación de la gente y no tanto en cosas de la ley y de reglas.
Jesús también cumplió el rol de sacerdote. Y solo él era digno a entrar en el lugar del trono del cielo porque él era obediente a la voluntad de Dios al Padre cuando él vivía en la tierra. Él fue el sacrificio perfecto para los pecados de la humanidad. Y él está intercediendo para nosotros delante de Dios el Padre.
Jesús también cumplió el rol de un Rey. El reino de Jesús no era de la tierra. Él vivía una vida sin pecado, y él murió y se resucito en el tercer día, como vencedor sobre el pecado y la muerte. Y él está gobernando en el cielo como Rey de Reyes y Señor de Señores. Jesús enseñó a sus discípulos de que él tiene toda autoridad en el cielo y la tierra.
No podríamos limitar a Jesús diciendo que él solamente era un profeta, o un sacerdote o un rey. Él cumplió todos estos tres roles como solamente él puede. Él es el Hijo de Dios.