Tú te haces un seguidor de Cristo basado solamente por su relación con él.
No se nace en el cristianismo ni va automáticamente al cielo por las creencias religiosas de su familia. No puede ir al cielo porque se nació en un país supuestamente cristiano. Ni tampoco puede ir al cielo por ser una persona buena. La única manera para ir al cielo es por una relación buena con el señor Jesús.
Dios da a cada cual su propia voluntad. Es decir, nosotros decidimos si vamos a seguir a Cristo o algún otro camino. Y porque cada uno tiene su propia voluntad, somos responsables para las consecuencias de nuestros hechos. Podríamos agradarle a Dios por obedecerlo y por amar a los demás y así sabemos que vamos al cielo. Si escogemos a no agradarle a Dios ni amar a los demás, entonces no vamos a ir al cielo. Un versículo en el libro de Deuteronomio nos dice algo importante.
Es Deuteronomio 24:16, Los padres no deben morir por los pecados de los hijos, ni los hijos deben morir por los pecados de los padres. Los que merezcan la muerte serán ejecutados por sus propios delitos. (NTV) O sea, estamos responsables por lo que nosotros hacemos.
En el libro de Ezequías también puede ver esto. Aprendemos que alguien puede llevar una vida justa delante de Dios y que puede tener un hijo que no vive una vida justa. Entonces la justicia del padre no puede salvar el hijo rebelde. Pero tampoco la vida mala del hijo no puede dañar la justicia del padre. Cada uno es responsable por sus propios hechos. Esto se ve en el capítulo 18 de Ezequías.
Dios quiere tener una relación personal con usted. Aunque su familia, y su educación, y sus amigos y su nacionalidad pueden tener mucha influencia para el bien o mal en su vida, es únicamente su relación con Dios que se determina si usted es un creyente o no.